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  • Irene Yebra

Mi máxima es poder decir «qué bien que lo hice», en lugar de «si lo hubiera hecho»



María Teresa Soriano lleva casi cinco años escribiendo novelas. A sus 79, esta mujer es uno de los más fieles reflejos de superación personal, de cumplir un sueño y de ver que no importa la edad, la realidad es que sí se puede. 


Con motivo de su reciente novela publicada “MaMa”, ambientada en la guerra de Ucrania, que refleja precisamente esa lucha y superación, me ha abierto las puertas de su casa para entrevistarme con ella y conocer los entresijos de la obra, las historias que subyacen tras el relato y su propia trayectoria en el mundo de la literatura. 


Empecemos por el principio, ¿de dónde surge la idea de esta historia? ¿Por qué decides escribir una novela ambientada en la guerra de Ucrania y a quién te diriges con ella? 


La idea de esta historia surgió en el año 2022 cuando empezó la guerra de Ucrania. En ese momento comenzaron a llegar personas aquí a España, sobre todo a Alicante, y eso me dio una idea. Yo siempre necesito una idea para comenzar a contar una historia y pensé que podría salir un interesante relato ambientado en el conflicto.


Entonces ese fue el inicio, pero tampoco quise que fuera muy dramática ni que hablara mucho de guerra, y más ahora cuando la voy a publicar, al estar tan sensibilizados con la guerra me ha parecido un acierto no indagar mucho en el conflicto. Por eso, el primer capítulo sí que habla de la guerra, para centrar un poco la historia, pero luego ya no, luego la narración se centra en el niño que está en España y en las tramas. 


Por otra parte, no he pensado mucho a quién me dirijo con esta historia o para quién la escribo concretamente. Lo que sí me gusta en cada novela es lanzar un mensaje, y el mensaje que intenté lanzar fue la fuerza del personaje de Ana, la lucha por conseguir algo que para ella era importante. No voy a decir más porque no quiero tampoco desvelar la historia, pero ella lucha mucho por alcanzar esa meta y vence muchos obstáculos. Y he querido reflejar en ella a muchas mujeres anónimas que no conocemos, que a lo mejor son vecinas y no sabemos de su vida, y que están luchando por su familia, por un ideal.


Por eso he querido reflejar la lucha de la mujer. 

Como madre de siete hijos e hija con cinco hermanos, “MaMa”, ¿tiene algo de tu trayectoria personal? 


Como madre la verdad es que no pensé en mi trayectoria personal para escribirla. Intento desligarme un poco de mi vida al escribir, aunque siempre la persona que escribe plasma reflejos de su vida porque es preciso, es tu vida y siempre acabas poniendo algo. Pero no he querido, y de hecho, es completamente distinta a mi vida. 


La intensa profundidad del relato va desvelando determinadas heridas de la infancia de los personajes, ¿en qué sentido la historia de una persona condiciona su futuro y desarrollo? 


La vida de una persona tiene mucho que ver con cómo ha vivido su infancia, las carencias que ha podido tener de afectividad, y de muchas cosas…


Yo creo que esas carencias cuando te haces mayor un poco condicionan tu forma de ser.

Si es cierto que a medida que pasa el tiempo, vas poniendo las herramientas que necesitas para vencer esas carencias, pero siempre tienes esa inclinación hacia ellas, porque tu carácter se ha formado así. 

Y en el caso de la novela, el personaje central sí que tiene muchas carencias, la carencia de su madre, entonces él lo lleva hasta el final del libro. 


La novela va de madres, ¿qué es lo que deseas conseguir en el lector al sumergirse en las dos figuras de madres que aparecen en la novela? 


La figura de Aleksandra es importante porque claro, es la madre, pero no se refleja demasiado en el libro, sin embargo la de Ana sí, que pretende transmitir la fuerza de una mujer. 


Personalmente yo al leer el libro he visto más protagonista a Yure que a Ana, porque me identifico más con él. ¿Has pensado que dependiendo de la edad que tenga el lector en el momento de sumergirse en la novela va a empatizar más con la historia del niño que con la trama de la madre? 


Sí, claro, porque el personaje de Yure, por ejemplo, los jóvenes, muchos migrantes que han venido de fuera se tienen que identificar mucho con su vida, con su personaje. Lo que pasa es que yo como madre, la lucha de Ana me toca más de cerca, y quizás las personas de mi edad o que ya han sido madres se vean más identificadas con Ana.  


Esto es muy interesante, escribes el libro desde el punto de vista de madre para empatizar con tantas madres que pasan por estas situaciones y que luchan, pero a parte está la subhistoria de Yure que también es protagonista y que a mí me ha parecido muy fuerte. 


Claro, es que es muy fuerte, porque es un niño que tiene esa ruptura tan fuerte con su madre y a él nadie le ha explicado que ha pasado con ella, entonces él toda su vida mantiene ese anhelo por su madre y se ve reflejado en el libro todas esas carencias y cómo él las enfoca. 


En ese sentido, con esta novela podríamos abarcar dos públicos muy amplios, ¿te lo habías plantado?


La verdad es que cuando yo lo escribí tampoco llegué a pensar ni a aterrizar todas estas cosas que me estás diciendo, yo empecé la historia y me fue saliendo. Pero ahora al oírte a ti me estás descubriendo unas cosas que ni siquiera las había llegado a pensar. 


¿Cómo ha sido el proceso de creación de "MaMa"?


Proceso de creación…. es que para mí… Yo, como te he dicho, lo que necesito es tener una idea, y de la idea ya parto y hago una historia. Pero claro, una historia que voy empezando a escribir y muchas veces no sé ni el final que le voy a poner. En esta sí que tenía muy seguro cuál quería que fuese el final pero no cómo. O sea, quería que fuese ese final pero sin saber los pasos cómo iba a ser ni cómo iba a suceder todo. Normalmente voy escribiendo y me va saliendo. 


Además a mí me gusta escribir con bolígrafo y papel, o sea a mano, porque he intentado hacerlo en el ordenador y se me van las ideas porque me fijo mucho en la pantalla y me distraigo. Entonces prefiero coger el bolígrafo y el blog y empezar a escribir, escribir, escribir… Y cuando tengo a lo mejor ocho o diez folios entonces sí lo reviso un poquito, pero no mucho.


Luego cuando ya lo he terminado, lo paso al ordenador y me sirve para corregir y rectificar muchas cosas. Y esa es mi forma de escribir, sobre la marcha. Lo que sí hago es apuntarme el nombre de los personajes en un folio y sus edades, sobre todo por el paso del tiempo en la historia. 


No he podido evitar derramar alguna lágrima al final de la novela, ¿qué subyace tras este relato? ¿Alguna vez has cambiado el final de una obra después de escribirla? 


Tras el relato yo diría que la lucha que llevan a cabo los protagonistas tiene su recompensa. Y en cuanto al final, no, cambiar por completo el final no, a lo mejor he añadido algo, he rectificado alguna cosa, pero nunca cambiarlo. 


¿Qué significa para ti la literatura, cómo comenzaste a escribir y cuántas obras tienes publicadas? 


Yo voy un día a la semana a las aulas de la tercera edad a las clase de escritura creativa. Empecé a ir a clase a los 75 años, hace ahora casi cinco. A mí siempre me ha gustado escribir, pero bueno, lo que hacíamos en nuestra época las chicas jóvenes, que escribíamos nuestro diario.


Pero me casé con 22 años, y ya con mis hijos la verdad es que vas perdiendo los hábitos de todo. Y cuando ya se casaron mis siete hijos, murieron mis padres, me quedé con menos faena. Entonces mis hijas me buscaron una psicóloga que me reveló mi pasión por la escritura. Y de ahí me apunté a estas aulas donde he desarrollado todas estas técnicas narrativas. 


“MaMa” es el cuarto libro que he publicado. El primero, “Libre hasta el final”, lo escribí en la pandemia. Una de mis hijas es enfermera y trabajaba en una residencia de ancianos y me propuso escribir un libro para reflejar el día a día en la residencia en base a las vivencias que ella me iba explicando. Entonces ese libro, escrito en primera persona, es un poco como testimonio. 


Después de terminar el primer libro me quedé con el gusanillo de seguir escribiendo, pero no sabía de dónde sacar una idea, y un día en mi sala de escritura me quedé mirando un cuadro de mis padres y pensando en mi niñez me sugerí que a lo mejor era una bonita idea plasmar en el libro no mi vida, pero sí los años que yo había vivido. Así, “Déjate llevar por el corazón” es la historia de dos hermanas ambientada alrededor de 1940. 


Y, el último, “Margaritas, rosas y relatos” es un libro hecho precisamente a base de relatos, unos más cortos y otros más largos. Este libro podría haber sido el primero en publicarse ya que está formado por los primeros trabajos que hice en clase, que como no tenía imaginación para ficcionar, tenía que centrarme en mi propia vida, en recuerdos, en vivencias…  y con eso hacía los relatos. Poco a poco fui aprendiendo y empecé a hacer relatos, muchos son trabajos de clase, pero ya ficcionando las historias. 


Mis compañeros me preguntan  Teresa, ¿otro libro?  Y yo digo, mira...

“Yo tengo una máxima y es que llegue un momento en el que diga: «qué bien que lo hice», en lugar de «si lo hubiera hecho»”.

Porque puede pasar, porque los años no sabes cómo te van a permitir evolucionar, y mi familia es la que más me anima a ello. 


¿Tienes una rutina para escribir, un horario, un lugar concreto para inspirarte? 


Un lugar sí, porque escribo en una salita de estar que tengo ya que necesito mucho mucho silencio para escribir, incluso el ruido de la lavadora me distrae, y allí estoy aislada, Pero un horario no, porque al llevar una casa muchas veces surgen cosas y entonces escribo cuando puedo. Mi rutina, como ya te he contado, es papel y boli, y escribir. 


¿Te gustaría añadir algo más?


Que estoy disfrutando. Yo no sé si mis libros valdrán o no la pena, nunca se pueden comparar con los de un gran escritor, pero para mí es una satisfacción muy grande pensar que desde los 22 años que me casé hasta los 75 años mi vida ha sido dedicarme a mi familia pensado que no sería capaz de hacer algo más.


Y llegado ese momento, que fuera capaz, ya con el primer libro publicado, el día de la presentación ver allí a tanta gente fue una satisfacción enorme.

Ya te digo que no sé si vale la pena o no vale la pena, pero para mí, como persona, sí que ha valido la pena. 

Una historia de superación 




Me costó mucho porque al principio yo no estaba acostumbrada a esto y el primer día que fui a clase, cuando vi todo lo que ponían allí, me acerqué a la profesora y le dije:


“me parece que esto no es para mí”.

Luego a parte yo los estudios que pude cursar, date cuenta que nací en una posguerra y en una familia de cinco hermanos, no fueron un bachiller, yo me saqué el título de secretaria y con eso trabajé. Pero la profesora me dijo “tranquila que es el primer día”. 


Escribíamos los relatos en casa y luego allí los teníamos que leer, y yo todos los días que iba a clase me ponía muy nerviosa y me tenía que tomar un ansiolítico para estar más tranquila, me dolía mucho la cabeza, por las noches no podía dormir. Incluso mi marido me llegó a decir que tendría que dejarme las clases, pero dije que no, yo dije “esto lo tengo que superar” y poco a poco lo he ido superando. 


La inseguridad que me provocaba, siendo tan perfeccionista, comparar mi relato habiendo llegado la última a las clases era el fruto de esos nervios. Pero conseguí superarlo, precisamente, a fuerza de no dejar las clases, de seguir, aunque no siempre lo hiciera bien, así es como vas aprendiendo, y eso también me ha dado más seguridad. 


Yo trato de no faltar a clase nunca. Para mí ir a clase es una cosa que tengo que hacer, y además llevar el relato hecho por mucho que me cueste, que hay veces que me paso días y noches que no me sale, pero al final lo hago esté mejor o peor.

Es que si no te impones un poco no te puedes superar. 

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2 Comments

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Guest
Nov 24, 2023
Rated 5 out of 5 stars.

Una gran historia de superación.

Gracias por mostrarla y darla a conocer.

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Guest
Nov 23, 2023
Rated 5 out of 5 stars.

Estoy orgullosa de tener una Gran Amiga Escritora.

Te lo trabajas tú y lo ganas con todos los méritos propios de una gran persona trabajadora, valiente y ejemplar.

Sigue por muchos años María Teresa.

Te queremos y admiramos.


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